Aunque he pasado incontables horas estudiando el Salón de la Fama -los jugadores que están allí, las tendencias, las grandes elecciones, las elecciones raras, las razones de ciertos votos- todavía no tengo idea de qué hacer con los relevistas. Ni la menor idea.
Pero por razones que no están enteramente claras, los relevistas han sido adorados por escritores y analistas desde los años 70.
Los cerradores, específicamente, han recibido mucho mejor trato que los bateadores designados (cero miembros del Salón de Fama, cero Jugadores Más Valiosos) por parte de la Asociación de Escritores de Béisbol de Norteamérica (BBWAA), aunque su cargo es todavía más especializado que el del designado. Los cerradores tienen entre la mitad y un cuarto de los innings que tiran los abridores. Y sin embargo, los relevistas han ganado nueve premios Cy Young desde 1969, además de tres JMV.
Además, cuatro relevistas desde 1969 han sido exaltados al Salón de la Fama. Si buscan a los lanzadores en Cooperstown con menos innings lanzados, encontrarán a tres de ellos:
- Bruce Sutter: 1,042
- Rollie Fingers: 1,701
- Rich “El Ganso” Gossage: 1,809
El cuarto, Dennis Eckersley, fue un abridor bueno, pero no grandioso, que en el camino acumuló 2,500 innings iniciando juegos. Pero fue su trabajo como relevista lo que lo llevó a Cooperstown, a pesar de que tiró menos de 800 entradas como taponero.
Todo hace que uno se pregunte cómo grandes cerradores como Trevor Hoffman y Billy Wagner pueden armar un argumento viable para el Salón de la Fama.
Consideren a dos lanzadores en la boleta de este año.
Uno es Hoffman. Lanzó 1,089.1 capítulos en su carrera, dejando EFE+ de 141 y una proporción de 3.7 ponches por cada boleto. Encabezó su liga en salvados dos veces y terminó segundo en la votación del Cy Young un año.
El otro lanzador sumó 2,025.2 entradas -casi el doble de Hoffman- con 131 de EFE+ y una proporcicón de 3.5 ponches por boleto. Lideró su liga en efectividad tres veces, en juegos iniciados dos veces, en innings lanzados dos veces, tres en ponches, tres en EFE+, cuatro en WHIP y tres veces en menor cantidad de hits recibidos por cada nueve innings. Ganó dos veces el Cy Young. Y se retiró con casi el doble de victorias sobre un jugador reemplazo (WAR) que Hoffman.
Hoffman será electo este año, me parece.
El venezolano Johan Santana, el otro lanzador, probablemente salga de la boleta al no recibir el 5% necesario.
Díganme si para ustedes eso tiene sentido.
Por eso es que evaluar a los relevistas es tan difícil. Todo el mundo sabe que un cerrador es una pieza muy importante para un equipo ganador. Todo el mundo sabe que los managers y los relevistas los valoran muchísimo. Esta temporada muerta los Rockies acordaron pagarle US$17 millones al año a Wade Davis. Pero ninguno de estos súper cerradores de los que estamos hablando hoy – Hoffman y Wagner- llegó a lanzar 100 innings en una temporada. Ninguno tuvo un WAR (versión Fangraphs) mayor de 4.5.
Kevin Brown, David Cone, Dave Stieb y Rick Reuschel tuvieron cada uno siete temporadas con WAR de 4.5 o más, y ninguno de ellos pasó del primer año en la votación al Salón de la Fama.
Entonces, ¿cuáles son los argumentos a favor de los relevistas? Bueno, lo que se esgrime es que los relevistas son unos pitchers especiales y que el WAR no captura bien su valor. Sí, lanzan menos innings, pero casi todos son en situaciones críticas.
Es por eso que tanto Hoffman como Wagner están muy bien ubicados en la lista de todos los tiempos de una estadística llamada Win Probability Added (Probabilidad de Victoria Añadida, o WPA). Para explicarlo brevemente, el WPA añade o sustrae el aporte individual de un jugador a las probabilidades de que su equipo gane el juego. En otras palabras, si un cerrador sale de una situación de bases llenas sin outs en el noveno inning de un juego cerrado, aumentó mucho las probabilidades de ganar de su equipo, lo que aumentará su WPA. Y debido a que los equipos que llegan a los últimos episodios con la ventaja tienen probabilidades muy altas de ganar, los cerradores pierden un buen tajo de WPA si desperdician el salvado.
Para darles una idea de cuán importantes son esos innings de los cerradores, Hoffman sumó 34 victorias de acuerdo con WPA, 21ero de todos los tiempos. Está ubicado entre Nolan Ryan y Robin Roberts, que lanzaron miles de innings más. El WPA de Wagner es 29, que lo coloca en el sitio 34, por delante de miembros del Salón de la Fama como Steve Carlton.
Por cierto, yo considero que Hoffman y Wagner fueron muy parecidos, y que incluso Wagner fue más dominante. Tuvo 2.31 de efectividad, comparada con 2.87 de Hoffman. Hay muchas otras estadísticas en las que Wagner está mucho mejor ubicado que Hoffman, pero mi número favorito de Wagner es 0.998. Ese fue su WHIP de por vida. Es el mejor WHIP para cualquier lanzador desde la época de la bola muerta.
Pero Hoffman se ha convertido en el favorito de la BBWAA, particularmente debido a sus salvados. Hoffman es sólo uno de dos pitchers -el incomparable panameño Mariano Rivero es el otro- en salvar 600 juegos. Wagner salvó 422 duelos. Hoffman tuvo nueve temporadas con 40 o más. Wagner sólo lo hizo dos veces.
Pero incluso tomando en cuenta eso, sus carreras fueron muy similares. Ambos fueron siete veces al Juego de Estrellas. Ambos fueron excelentes cerradores desde mediaos de los 90 hasta el 2010. Finalizaron casi con el mismo valor. Es extraño que Hoffman probablemente vaya a ser electo al Salón de la Fama, quizás este año, mientras que Wagner apenas tenga el 10% de apoyo y esté perdiendo soporte. Pero hay mucha gente que les da un montón de valor a los salvados.
Mencioné más arriba que Rivera es incomparable. Pienso que es importante decirlo porque hay fanáticos de Hoffman que argumentan que fue el Mariano de la Liga Nacional. Cada año me escribe muchísima gente a decir que fue mejor que Mariano. Miren, yo valoro muchísimo lo hecho por Trevor Hoffman. No pude incluirlo este año porque no tenía más espacio en mi boleta, pero me alegraré mucho cuando sea electo.
Pero no es Mariano Rivera. Nadie lo es. Hay una razón para que el WAR de Rivera (56.6) sea más que el doble del de Hoffman. La efectividad de Rivera (2.21) y su histórica EFE+ (205, un récord), además de su WHIP de 1.000, se comparan mucho más con Wagner que con Hoffman.
La gran diferencia entre Rivera y el resto, incluyendo a Hoffman, es su dominio en postemporada. Mariano lanzó 141 innings en los playoffs, tuvo 0.70 de efectividad, salvó 42 juegos y tuvo un WHIP absurdo de 0.759. Ese tipo de dominio es único.
La experiencia de Hoffman en postemporada fue extremadamente limitada, y no le fue bien en la única Serie Mundial en la que lanzó.
Ahora bien, hay que preguntarse lo siguiente: ¿Es necesario que un relevista sea tan fantástico como Rivera para ser considerado