sábado, 25 de febrero de 2017

En defensa de Sammy Sosa

 Por: Doug Glanville ESPN.com 
Sus fanáticos leales ven su carrera como una del Salón de la Fama, el mejor de los ejemplos de un jugador amable con los fanáticos, y el mejor bateador de poder en la historia de los Cachorros de Chicago. Sus críticos ven estadísticas que fueron infladas artificialmente por su alegado uso de sustancias para mejorar el rendimiento, sus bates rellenos de corcho y un agrio final.
Pero los números de Sammy Sosa no nos dicen toda la historia, para bien o para mal.
“Algunas veces la gente hace un comentario, la gente habla, pero ellos no saben cómo yo manejo mis asuntos”, le dijo Sosa a ESPN.com. “Una cosa que no entiendo: Muchos compañeros, yo les ayudé mucho, pero ellos me tenían catalogado como una de las peores personas en el mundo.
“Independientemente de lo que ocurrió, nadie puede quitarme mis números. Yo no tengo problemas con Chicago o con la nueva oficina central. Es una sorpresa [como las cosas ocurren hoy en día]. … Yo les dí toda mi vida cuando estaba jugando. Me pregunto a mí mismo, realmente me pregunto a mi mismo, ‘¿Qué cosa mala he hecho que la gente hoy en día me trata como si no mereciera lo que hice?'”
En 1994, en mi primera primavera en un roster de Grandes Ligas, pude conocer a Sosa. Los entrenamientos primaverales son un periodo bastante relajado, y es un buen momento para hablar con los jugadores sin la locura de la temporada en nuestro rostro. Mi español era muy bueno, así que cuando quería clarificar lo que estaba diciendo, lo decía en español.
Tuvimos una buena relación de amistad. Aprendí sobre sus primeros días en las Grandes Ligas antes de llegar a los Cachorros y sobre algunos de los ajustes difíciles que tuvo que hacer sobre sus relaciones, la cultura, el idioma, la moneda, casas, ropa, entrevistas, etc.
“El primer año fue como haber ido a la Luna por primera vez”, dijo Sosa. “Yo no sabía cómo hablar el idioma… pero sí sabía cómo jugar el juego”.
Su aptitud y su pasión por el béisbol no estaban en duda. Las habilidades, la ética de trabajo, el esfuerzo, todo era evidente. El gerente Larry Himes nunca dejó de alabar a Sosa como un modelo para todo en un jugador de béisbol.
Cuando la huelga canceló el resto de la temporada de 1994, el manager de los Cachorros Tom Treblehorn y su cuerpo de entrenadores se fueron al equipo Doble-A para ayudar a los prospectos. Un día, Himes dio un discurso sobre los camerinos de Grandes Ligas. Sosa era el mejor ejemplo con un sinnúmero de atributos para emular.
No mucho tiempo después, Sosa estaba en la estratósfera de los productores de Grandes Ligas, y ya no necesitaba la fiel cobertura de patrocinio que la mayoría de los jugadores necesitaba. Sosa se estaba patrocinando a sí mismo con su encanto y los números que estaba poniendo.
Para el 2003, cuando los Cachorros estaban en la contienda en la segunda mitad, Sosa era un imperio en sí mismo. Tenía su asistente/coach personal con el que trabajaba todos los días, quizás se montaba en uno o dos aviones privados, y ya no era el mismo defensor élite o el tipo que se intentaba robar 40 bases, pero eso se reemplazó con poder para conectar 60 jonrones. Yo nunca ví que bajara su intensidad o su ritmo en su ética de trabajo.
Yo jugué con Sosa por cerca de tres temporadas con los Cachorros. Y yo siempre vi a un jugador que amaba a los fanáticos, que jugaba con una sonrisa, que era un productor prolífico y que seguía muchos rutuales – desde el momento en el que bateaba en la jaula todos los días a la cantidad de vasos de agua que necesitaba echarse en la cara y la canción que ordenó para llevarnos en la segunda mitad de la temporada. “Killing Me Softly”, “I Believe I Can Fly”, “Return of the Mack”, “In Da Club”, incluso una colección completa de canciones de Whitney Houston, mucho después de su mejor época, sonaban sin cesar en el camerino.
Durante la mágica corrida de los Cachorros el año pasado, gran parte de la historia de Chicago fue traida a colación para la celebración.
Más allá de los íconos usuales — Ryne Sandberg, Fergie Jenkins, Billy Williams – hubo recuerdos de piedras angulares del pasado de los Cachorros, como Ernie Banks y Ron Santo. Incluso la invocación del poder de las celebridades tales como Eddie Vedder, Bill Murray, Jon Cusack y Vince Vaughn trajo una idea del tiempo que les tomó para llegar a ese punto.
Pero hubo una pregunta que nunca pudo ser respondida: ¿Dónde estaba Sammy Sosa?.
UN APUNTE
Conflicto
Los juegos finales de Sosa con los Cachorros en el 2004 no terminaron bien. Tuvo que batallar con las lesiones, con problemas ofensivos (según los estándares de Sosa), el equipo se eliminó tarde en la temporada, y él se molestó por su lugar en la alineación. Llegó al estadio 70 minutos antes del juego, y luego se fue 15 minutos después.

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